“Yo quería hacer algo para mí, no quedarme en ese encierro entre cuatro paredes que era la jubilación. Entonces cuando llegué a esta edad dije ‘es tiempo de darme mi lugar, dedicarme a lo que me gusta’ y empecé”. De esta forma abrió el diálogo con LA GACETA Dora del Valle Nieva, de 67 años, enfermera jubilada y una de las participantes del Programa de Teatro para Adultos Mayores, organizado por el Ente de Cultura de la Provincia.edad
“Somos un grupo muy unido que comparte lo bueno y lo malo, además tenemos un profesor bueno, que nos escucha y se preocupa por nosotros (en referencia a Luis de Armas Dorado). No es solo la clase de teatro; es hacer gimnasia, es charlar, tomar café después de cada clase y practicar juntos, somos una comunidad hermosa”, agregó Doris, como le dicen sus amigos del teatro de forma cariñosa.
Pero, ¿cómo es hacer teatro a los 70 u 80 años? Seguramente es lo que nos preguntamos todos. Para resolver nuestras dudas y disolver nuestros prejuicios están los protagonistas de esta historia.
“Toda mi vida quise aprender a manejar, a nadar y hacer teatro. Una vez que me jubilé, aprendí a manejar y ahora soy actriz de teatro. Me falta aprender a nadar pero no importa”, dijo entre risas Mercedes García, docente jubilada de 80 años y una de las participantes con más trayectoria dentro del programa.
Luego Dora agregó que al comienzo tenía miedo: “Pero, después me dije a mí misma, ‘¿A mi edad, tener miedo? ¿De qué?’ Y ese miedo desapareció”. Ambas coincidieron en que el teatro les cambió la vida, que les dio un espacio libre de preocupaciones y que fue un reinicio en su vida que les permitió forjar nuevas relaciones a través del arte.
“A mí me encantó, sobre todo estas nuevas amistades que se hicieron gracias al teatro, porque es muy lindo tener nuevos amigos, renovarse espiritualmente y vivir esos momentos acompañados y llenos de alegría. A pesar de las divisiones y las diferentes simpatías, nos seguimos manteniendo unidos y siendo cordiales”, mencionó Mercedes.
Sin dolores
Sin embargo, no negaron que se produzcan complicaciones que obstaculizan la práctica “El desafío más grande de todos es memorizar, sobre todo a nuestra edad. A muchos de nosotros nos cuesta”, coincidieron. Por otra parte, los dolores físicos no son un obstáculo para las ganas que ellos tienen de subirse al escenario y hacer reír o emocionar a la gente. “Pienso que el teatro es mágico, a mí me duele la rodilla y uso bastón, pero cuando bailo y actúo, el dolor desaparece como por arte de magia”, declaró Doris emocionada y entre risas.
Estos cambios tremendos que han mejorado la calidad de vida de los adultos mayores son tan claros para ellos mismos como para las personas que los rodean. “En todas las obras que yo fui a ver a mi mamá percibí su disfrute. A mí me emociona ver cómo todos se ríen, se divierten, se mandan mensajes, se disfrazan, juegan. Me emociona ver a los padres y abuelos disfrutando de algo que quizás en otros momentos de su vida no pudieron hacer”, declaró Paulina López Nieva, la orgullosa hija de Doris.
Las protagonistas invitaron a los adultos mayores y jubilados a que se unan al programa y dejen de lado los prejuicios y los temores que -según ellas- desaparecen al subir al escenario (ver “¿Cómo unirse?”). “Lo importante es que las personas mayores dejen de quedarse tanto en la casa y participen en la vida social. El mejor psicólogo es el compañerismo y la camaradería, esto que hacemos es terapia para el alma y para el espíritu. Así que los invitamos a todos a que participen y hagan lo mismo que nosotros, que cambiamos las agujas de tejer por el teatro”, agregó Mercedes.
El programa nació hace siete años como resultado de un anterior taller de teatro dictado para adultos mayores. El proyecto no solo tiene una función artística, ya que no solo ha logrado colmar las butacas en las funciones del teatro Orestes Caviglia, sino que también tuvo buenos resultados en la labor social de unir a los veteranos y darles la oportunidad de crear una unidad de pares, donde se sienten acompañados, queridos y contenidos en un ambiente seguro -según palabras de los participantes- a la vez que hacen algo que los ayuda a crecer tanto en lo físico como en lo emocional y en lo espiritual.
“La idea del taller es mejorar su calidad de vida; así como lo pueden ser otras vías, el teatro es una de ellas. Nos enfocamos muchísimo en cuidar su físico y sus emociones”, declaró De Armas Dorado, el profesor encargado del programa (Producción periodística: Leandro Díaz).
¿Cómo unirse?
El único requisito es ser mayor de 55 años y estar registrado en la convocatoria que se emitirá en marzo a través de la página web del Ente Cultural de Tucumán. Las actividades son gratuitas. Por más información, los interesados pueden comunicarse con la Dirección de Teatro del Ente Cultural, al teléfono 381-4307678, o dirigirse a las oficinas ubicadas en el segundo piso de la sede de San Martín 251.